El circo del Diablo – IV
Dice un párrafo de la Biblia que: “engañará a muchos” y así lo ha venido haciendo, con sutil ligereza engaña al mundo. Dice que lo hará aún con los escogidos y este es el cuarto nivel, la Biblia da claros ejemplos de esto; Cristo llamó a Pedro “Satanás” cuando este trató de reconvenirlo de morir, cuando Peter le dijo que no era pues necesario que sacrifique de esa manera su vida, que debe haber otra manera y que no se desestime, que se ame más. Cuando Pedro quiso introducir esta idea en la mente de Jesús seguía teniendo la misma cara amigable, y mirada de cariño hacia Jesús, pero en lo espiritual era un ataque, Pedro se transformó en el Diablo y Jesús lo reconoció gritando: Aléjate de mí Satanás!, A Pedro no se le pusieron los ojos blanco, ni giró su cabeza 360 grados, puso el más preocupado de sus rostros y sus palabras parecían de mucha sabiduría y misericordia. Es impresionante la forma cómo actúa Satanás porque la idea que subió a la cabeza de Pedro era noble, era el natural carácter del discípulo dispuesto a no permitir que su maestro se ¿equivoque? ja, era un sentir del alma de cualquiera que estime a su líder. Pero eso no prosperó porque Cristo tenía claro lo que estaba haciendo, tenía certeza de su misión en la tierra.
Así es Satanás, aprende a reconocerlo en lo muy sutil, en las ideas aparentemente nobles que toman personas que conocen a Dios, en consejos que parecen muy útiles, etc.
Otro es el caso de David, David luego de que Dios le dio Paz con todos sus enemigos, le subió una idea a la cabeza, quiso hacer un censo, la idea de hacer un censo parece ser la más inocente de las ideas, pero en su ejecución el corazón de David había permitido cierta soberbia de creer que necesitaba ese censo para conocer su poderío en batalla y para reconocer de cerca la necesidad de su pueblo, cuando siempre de eso se había encargado Dios, cuando no interesaba la cantidad de gente de guerra que tuviera David sino que Dios pelee su batalla, ahí, en esa idea estuvo Satanás y en este caso sí prosperó, y esto causó muchos estragos en el pueblo y en David mismo.
A Satanás le basta una idea para destruir, porque la guerra no es contra carne ni sangre sino contra una potestad espiritual que se apoya de una desinformación, de una debilidad. En este cuarto nivel, están grandes conocedores de Dios, gente que camina con Cristo, gente que te dará un consejo y que –se supone- proviene de la misma boca de Dios, puede incluir pastores y autoridades con el común denominador que han descuidado una pizca su convicción y comunión.
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