La Otra Muerte

Conjetura dos Pedro Damián se portó como un cobarde en el campo de batalla, y dedicó su vida a corregir esa bochornosa flaqueza. Volvió a su tierra natal; no alzó la mano a ningún hombre, no marco a nadie, no buscó fama de valiente, se hizo duro en los campos, lidiando con el monte y la hacienda chùcara. Fue preparando el milagro sin saberlo. Pensó en lo profundo de su ser “si el destino me trae otra batalla, yo sabré merecerla”. Durante 40 años la aguardó con profunda esperanza, el destino por fin se la trajo a la hora de su muerte. La trajo en forma de delirio – dice Borges – como un sueño. En la agonía revivió su batalla, se condujo como un hombre, encabezó la carga final y una bala lo acertó en el pecho. Pedro Damián murió en batalla como héroe, las imágenes de un sueño lo redimen. En esta conjetura no hay pedido expreso, es un pedido del espíritu que clama, pero hay misericordia, Dios obra de manera misteriosa y la redención se da de manera perfecta. Borges juega con las palabras, sugiere que la imaginación, el sueño, también puede ser una realidad paralela, el sueño se puede edificar, habla de dos historias universales una para un hombre que murió en 1946 y la otra para el que murió en 1904, ha prevalecido para el cuentista la de 1904 y se anula y suprime la de 1946. Un testigo, un hombre que recuerda paralelamente la muerte y el desfallecimiento, muere, explica aquí Borges que es por que tenia demasiadas memorias de Pedro Damián, su recuerdo podría corromper la historia. Pero hay un factor que no puede quedar excluido, ese factor se llama Dios, está en las dos conjeturas...

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