La Caída de Babilonia

Petróleo Sangriento es la última película del realizador Paul Thomas Anderson, estrenada el 2008 sin mucho revuelo en nuestras salas, Petróleo Sangriento trata sobre el ascenso y caída de Daniel, un emprendedor hombre ligado a la minería, que presa de su gran ambición logra levantar un imperio en base de la explotación del crudo. En simultaneo aparece en escena Elí, el joven pastor evangélico de la comunidad rural donde Daniel encuentra ese gran depósito de petróleo.

Hay muchos comentarios de esta película, no quiero aburrir con uno más, lo que quiero acotar es que al margen de que Paul Thomas Anderson haya logrado una gran película, yo la catalogaría de profética, simbólica y real.

Se puede entender la película como una guerra entre el escepticismo del mundo representado en gran manera por Daniel enfocado en lograr sus sueños de grandeza y por otro lado los esfuerzos fallidos de las congregaciones y templos por traer a sus filas a ese mundo que está muy bien representado por Elí y sus fieles.

Las partes cruciales serían, el precio que paga Daniel por obtener todo ese poder, su acercamiento a la congregación evangélica dirigida por el joven Elí, su decepción al saber que su hijo enfermo de sordera NO recibe sanidad de parte de Elí, la parte central es la rivalidad silenciosa entre los protagonistas y finalmente la derrota y muerte de Elí, pidiendo, rogando dinero al poder del mundo representado por Daniel en estado de alcoholismo y locura.

La frase final es de Daniel diciendo “¡¡ya terminé!!”, lo cual parece indicar que todo su propósito, toda su vida se basaba en el acto de acabar con Elí, la cabeza bienintencionada pero errada de esa congregación evangélica, Daniel resalta en los minutos finales que Elí no es ningún elegido, humilla a Elí y exalta la imagen de su hermano Paul, el que lo lleva a encontrar el petróleo.

Babilonia es el sistema del mundo y ese sistema entra a la iglesia y la contamina, es una iglesia paralela muchas veces bienintencionada, pero que se ha llenado de ritos y costumbres y está contaminada con palabras de hombre y no de Dios, esa caerá y será humillada tal y como lo describe esta gran película de P.T. Anderson.

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